domingo, 18 de noviembre de 2012

Natalí Jiménez - Lady Qwam (2012, Perú)


No sólo basta con tener destreza en algún instrumento, ni poseer el suficiente conocimiento musical para expresar en canciones un sentimiento propio o ajeno, hace falta algo más, algo que es muy difícil conseguir en alguna clase de teoría musical, hace falta nacer con talento y un gran nivel de sensibilidad para expresar adecuadamente toda una serie de sensaciones y más aún aquellas que no son del todo parte de nuestra experiencia. Esa sensibilidad es la que impulsa a Natalí Jimenez a escribir canciones oscuras, tímidas, con cierto sentimiento folk y blues, que hacen de sus temas piezas muy interesantes para un mercado con voces femeninas a cuentagotas y últimamente más relacionadas con el pop comercial.

Luego de haber formado un par de bandas de temas propios y algunas otras de covers, como Honey Pie, que rendía tributo a The Beatles, Natalí Jimenez lanza al difícil mercado peruano un disco solista con características atípicas bastante sobresalientes, convirtiéndose en una propuesta completamente arriesgada, y dentro de ese riesgo, es donde podemos apreciar la verdadera esencia y calidad de un artista, que se desenvuelve por un terreno sumamente difícil, intentando volcar toda su creatividad y mostrarse tal cual es.


Lady Qwam es una sombría placa que transita por el sendero del rock clásico, del folk y del blues, contando historias de amor, desamor, decepción, y profunda tristeza, acompañada de mucho sentimiento de culpa. A través de las once pistas del álbum, podemos apreciar un sonido muy bien equilibrado, y un trabajo de cuerdas con bastante personalidad, decidido a acompañar el carácter que transmite la voz de Natalí en cada verso, y es cierto, las letras no pueden tener mejor interpretación que las vertidas en el disco, porque simplemente Natalí Jiménez las vive de forma muy natural. Lady Qwam es el tema que abre el telón, bajo un encanto a media luz, y un susurro electrizante para dar comienzo a una historia sombría sobre una mujer atormentada, rodeada de un escenario que fácilmente puede ser ambientado en el lejano periodo isabelino. Para cambiar los aires densos, No existe libertad se lanza como una pieza puramente rockera, que cuenta una historia de despecho, dirigida hacia el origen de aquella ira “Tú, el que más me dolió” “mala suerte, la vida es un absurdo” “no quiero este dolor”.

Tan fugaz es otro de los temas sombríos y dulces, que recuerdan la ruptura de un amor y la resignación “y yo sí espero que seas feliz”, netamente introspectiva. A continuación, Circo cruel es una pieza instrumental, que deja ver claramente la influencia y el espíritu blues que respira el disco, con una guitarra que se vuelve total protagonista y reemplazo de la voz.

Bajo la niebla abre paso a sonidos rockeros, y a diferencia de No existe libertad, su potencia secunda un tema de complicidad, inseguridad y cierta rebeldía “hoy dijiste que ayer recordaste tu corta edad” “bajo la niebla estamos hoy”. Cosas buenas es uno de los mejores temas del disco, que inicia con un sonido de piano hipnotizante, que perfora con suavidad los tímpanos para apoderarse de nuestro ser, mientras Natalí, como siempre, nos va contando una historia plagada de imágenes urbanas, de soledades insomnes, acompañadas de romanticismo puro, evocando el horizonte, el mar, y la indiferencia de la gente, mientras va recordando un pasado que nunca volverá “qué bueno es que estés conmigo aunque no aquí” “no creo que pueda regresar aquí”.


El álbum en general transita un mismo camino, contando una sola historia, donde todo es prioridad, el fondo y la forma, la instrumentación y las letras, calculado al milímetro, sin perder la influencia ni desvariar por el camino, el track 7, Lo que faltó, es también una gran muestra de ello, donde el sonido es bien rockero y el solo final es muy potente. Lucía, digamos, de cierta forma es el single del disco, el de sonido más pulcro y el que tiene un equilibrio notorio entre la propuesta comercial y la que impone Natalí Jiménez, que a esta altura del disco ya tiene “en el bolsillo” a todo aquel que la estuviese escuchando.   Canción oscura, como su título sugiere, es tan introspectiva y tímida que se siente una calidez pocas veces expresada en una canción. Contra la corriente sigue una excelente performance, donde la harmónica final le imprime un sello especial. 

Y para finalizar el disco, Después de ti, cierra un excelente paseo con un rock menos denso, y algo progresivo hacia el coro, dedicado al amor y la inseguridad latente.

Como podemos apreciar después de hacer un repaso por Lady Qwam, no queda más que decir, que este 2012, sin ninguna duda el disco de Natalí Jiménez es de lejos, lo mejor que le ha pasado al rock hecho en Perú.


Escucha el disco Lady Qwam en Bandcamp


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Parte de esta reseña fue publicada el mes de Octubre 2012 en la revista Zona Joven (#162)

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