jueves, 18 de octubre de 2012

Campo de Almas - Diez años de Tardes Frías de Verano (2002, Perú)


Parece mentira, pero han pasado diez largos años desde la aparición de aquel segundo disco de Campo de Almas que nos dejó pasmados, casi atónitos, pensando que aquellas sensaciones que nos dejó su trabajo homónimo serían dificiles de igualar, lo cierto es que fueron capaces de generar nuevas melodías especiales para disfrutar al atardecer, como su preciso título lo sugiere. Tardes Frías de Verano paradójicamente juega, se pasea y se "divierte" en los recónditos parajes que todo ser intenta evitar, se nutre de aquellos sentimientos que siempre el subconciente se encarga de guardar en un baúl, y está allí la clave de su éxito, porque a pesar de negar con todas nuestras fuerzas aquellos episodios que nos hacen sentir mal, siempre terminamos rendidos ante la mágica ternura que puede causarnos todo eso que consideramos perjudicial, porque al final de cuentas, la soledad, la tristeza, la melancolía y la añoranza del pasado, son situaciones que nos ayudan a a sobrevivir. Y escucharlo en clave sutil y poética, es una forma de aliviar nuestras penas, porque el arte es eso, es una gama de sentimientos que se agrupan, se dispersan, se transforman, como la vida misma, es un llanto que germina una alegría o viceversa. Y Campo de Almas es un grupo que conoce su oficio y posee los recursos para capturar esos minutos y traducirlos en simples líneas, que se vuelven complejas bajo acordes de guitarras, porque Campo de Almas es una banda que respira sentimientos y camina entre poemas, inyectando un placebo para disfrazar el dolor, para que el llanto, la amargura y el desamor sean más llevaderos. Así tenemos aquel intro de La Nueva Ola, apoderándose de nuestra conciencia para irrumpir con aquel verso que recita "Es una tarde, un día más" "El tiempo nunca se detiene, siempre hay algo que terminar" y entender que la soledad, compañera inevitable tiene muchas lecciones que darnos antes de dejarnos libres. Posteriormente escuchamos la irrupción guitarrera de Gris, con una letra igual de melancólica, pero disfrazada con guitarras potentes "No necesito verte llorar para saber que nunca te iba a amar". Juro Que No Morí, es otro de los temas potentes que cuentan historias de desilución "la rutina encubrirá y hasta puedo olvidar, que soy lo que no soy, que soy sólo un disfraz" y luego dar paso a uno de los picos más altos del disco con el tema El Día Final, llevado de forma pausada con un coro que no termina de explotar, pero que es precisamente lo que le da el carcater especial a la canción, con una frase previa que resume su historia "si puedes ver a través de mí, verás como vas quebrando mi alma en mil pedazos". El Silencio es otro de los temas que se apartan de la quietud del disco, al igual que Gris, juega a ser un poco más rockero, pero el estilo sensiblero del grupo siempre deja huella. Disnei; Desde Mi Lugar y El Sueño Acabó corren la misma suerte, buenos temas que a pesar del caracter alegre de sus acordes, siempre cuentan historias introspectivas. Por el lado contrario, Oscuro, Bolero y Eternamente, son esas pistas que caracterizan a la banda, que rozan con la tristeza y el pensar demasiado sobre el pasado. Catamarán es digamos de alguna forma, la catarsis experimental del grupo, completamente instrumental y por momentos progresiva, sorpresiva e interesante, como el álbum, para disfrutar de principio a  fin.

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